Solsticio de Verano

22 de junio

Antes de que la Iglesia de Roma asociase la celebración ancestral del Solsticio de Verano con la festividad de San Juan Bautista, la noche del 22 de junio fue, durante generaciones, motivo de grandes rituales, donde se combinaban las virtudes misteriosas de los cuatro elementos de la Madre Naturaleza.


Porque el Solsticio de Verano no es únicamente una fiesta de culto al Sol, representado por una hoguera en torno a la cual se canta, se salta y se danza.

"Único Grande del Cielo, Poder del Sol,

te invocamos en tus antiguos nombres:

Michael, Balin, Arthur, Lugs, Herne...

Vuelve como antiguamente a esta tu tierra.

Alza tu resplandeciente lanza de luz para protegernos.

Pon en fuga los poderes de las oscuridad.

Danos bellos bosques y verdes prados,

huertos floridos y trigo maduro.

Llévanos sobre tu monte de observación

y muéstranos los admirables reinos de los Dioses."

El Solsticio de Verano es la fiesta mayor de la Naturaleza en su eterno ciclo de renovación anual, una celebración que fusiona fuego y agua y en la que las plantas, los árboles, las aguas de ciertas fuentes e, incluso, el rocío de la mañana adquieren propiedades extraordinarias. 


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